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Capilla del lago Braies, Tirol del Sur, Italia. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

El Nombre sobre todo nombre

El Padre celestial eligió el nombre de Jesucristo para reflejar el propósito del Hijo: Él vino a salvar al mundo del pecado.

4 de septiembre de 2025

Filipenses 2.5-11

En el mundo antiguo, ponerle nombre a un hijo era un evento importante para las familias hebreas. Los padres se esmeraban al elegir un nombre, a veces escogiendo uno que tenía un significado personal para ellos. Un ejemplo es Lea: llamó a su cuarto hijo Judá (“alabado”), diciendo: “Esta vez alabaré al Señor” (Gn 29.35). Ocasionalmente, un rasgo de personalidad percibido o deseado determinaba el nombre de un bebé. Al parecer, este fue el caso con Jacob (“el que suplanta”) en Génesis 25.26.

María y José tuvieron una experiencia muy diferente a la de otros padres judíos. En vez de elegir el nombre ellos mismos, un ángel les dijo cómo sería llamado su hijo (Mt 1.21). El Padre celestial eligió el nombre terrenal de su Hijo para representar el propósito de su venida. Y un día, la sola mención del nombre de Jesús hará que toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Él es el Señor (Fil 2.10).

El nombre Jesús en hebreo significa “salvación” o “Él salva”. Cristo recibe muchos títulos a lo largo de las Sagradas Escrituras: Señor, Emanuel, Maestro, Mesías e Hijo del Hombre. Pero “Jesús” nos dice lo más esencial que debemos entender: Él vino a salvar al mundo del pecado, y por esa razón, Dios le dio a su Hijo el Nombre que es sobre todo nombre.

BIBLIA EN UN AÑO: EZEQUIEL 26-28

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