Saltar al contenido principal

Del corazón del pastor

Una guía para ayudarle a vivir de manera productiva.

Recordar lo breve que es la vida nos invita a reflexionar.  

Aunque la eternidad con Dios nos espera, es natural sentir que aún hay cosas por hacer. Aceptar la brevedad de nuestro tiempo es, en sí, una bendición.  

Este mes, al meditar en los pensamientos del Dr. Stanley sobre la vida, el tiempo y la eternidad, tome un momento para considerar cómo hacer que cada día cuente con Dios. 


Si solo le quedaran seis meses de vida, ¿cómo usaría su tiempo? Cada momento cobraría un valor inmenso.  

Y como nadie sabe cuánto le queda, la verdadera pregunta es: ¿qué está haciendo hoy con su vida? 

Pablo nos da una advertencia muy sabia en su carta a los Efesios, donde dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” (Ef 5.15-17). La mejor manera de usar el tiempo es conforme a la voluntad de Dios, no la nuestra. 

Excluir a Dios de nuestros planes y horarios inevitablemente nos lleva a sentir presión. Al ver todo lo que debemos hacer, concluimos que no hay tiempo para consultarlo. Entonces le pedimos su bendición y seguimos adelante con nuestros propios planes, sin la guía de su sabiduría. Como resultado, terminamos estresados, pues solo Dios puede ordenar a la perfección nuestros pasos.  

Para usar el tiempo con sabiduría, hay pasos que podemos seguir. 

En primer lugar, debemos darnos cuenta de que todo nuestro tiempo es del Señor.  

No podemos delegar el domingo como tiempo del Señor y el resto de la semana como nuestro para hacer lo que nos plazca. Dios es el dueño de todo, y nosotros solo somos administradores del tiempo que nos confía. 

En segundo lugar, debemos dar al Señor la máxima prioridad.  

La parte más importante de cada día es el tiempo que pasamos en comunión con el Señor, meditando en su Palabra, hablando con Él, adorándolo y sirviendo a los demás.  

Cristo nos dio el ejemplo de cómo dar a Dios la máxima prioridad en nuestro día: “[Jesús] levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mr 1.35). 

Cuando asistí al seminario, me di cuenta de que era común que los estudiantes estuviéramos tan ocupados estudiando que descuidábamos la oración personal y el estudio de la Biblia. Pero descubrí que podía lograr mucho más cuando comenzaba cada día con el Señor y le pedía que dirigiera mi horario como Él deseaba. Él siempre nos da suficiente tiempo cada día para hacer su voluntad, guiando y gobernando nuestros horarios de la mejor manera. 

En tercer lugar, como creyentes somos responsables ante Dios. 

Pablo lo explicó a la iglesia de Corinto de esta manera: “Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Co 5.9,10).  

En este versículo, la palabra “malo” significa “sin valor”. Nadie quiere dedicar su vida a cosas sin valor eterno. Su tiempo es su vida, y su vida le pertenece a Dios. Confíe en el Espíritu Santo para invertir cada día en lo que le agrada en realidad a Él. 

Pablo nos recuerda antes en el capítulo, que nuestros cuerpos terrenales son solo una tienda, y que gemimos por nuestro hogar final en el cielo. Esto tiene la intención de darnos entereza al saber que esta vida no es todo lo que hay; que, por la fe, ponemos nuestro enfoque en lo que es duradero. 

Haga que su vida cuente siendo un faro de Cristo y del evangelio para todos los que le rodean. Considérese una persona de la eternidad, no solo una persona del tiempo. Esa es la diferencia entre pasar el tiempo e invertirlo en bendiciones para usted y para los demás. 


Esperamos que el mensaje del Dr. Stanley le haya animado a tener presente la eternidad cada día. Es un precioso regalo del Señor que se despliega cada mañana cuando abre los ojos. Obsérvelo cuando aprecie la belleza de la creación y disfrute de las personas que Él ha puesto en su vida.  

El Señor Jesucristo les pidió a sus discípulos que dejaran de buscar cosas mundanas: “mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt 6.33).  

Hasta la próxima, que Dios le bendiga. 

 

Para la gloria de Dios, 

Sus hermanos de Ministerios En Contacto 

P.D. La vida cristiana no tiene por qué ser complicada. Fuimos creados para vivir una relación sencilla y plena con Cristo. Adjunto encontrará información relacionada con nuestro nuevo folleto de discipulado: Clara y verdadera. Solicite su ejemplar gratuito y recorramos juntos el camino de una fe auténtica.