Como vimos ayer, Dios quiere que le entreguemos nuestra vida. Pero tal vez se pregunte por qué nos lo pide.
Primero, la Biblia enseña que Él es el Rey soberano que gobierna todo el universo (Neh 9.6) y, por tanto, estamos bajo su autoridad divina. Luego, por medio de su muerte y resurrección, el Señor Jesús nos salvó del pecado, llevándonos de la muerte a la vida. Finalmente, Él nos sostiene, por lo que debemos considerar cada respiración y latido del corazón como un regalo que nos da.
El Señor quiere que entreguemos nuestra vida a su voluntad. Nos ama “con amor eterno” (Jer 31.3) y tiene buenos planes para nosotros. El Padre celestial promete que seguirlo nos lleva a la esperanza y a un futuro firme, como dice el Salmo 31.19: “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen!”. Así que, aunque Él es el Todopoderoso con autoridad sobre cada aspecto de nuestra vida, también promete cuidarnos y usar cada situación para nuestro bien.
¿Está dispuesto a seguir a Cristo? Su camino viene repleto de esperanza, gozo y paz. Aunque algunas decisiones no nos agraden, confiemos en que todo obrará para nuestro bien. ¿Confiará en Dios lo suficiente para entregarle las riendas de su vida?
BIBLIA EN UN AÑO: JEREMÍAS 49-50