Ayer aprendimos cómo identificar a los falsos maestros. Veamos hoy cómo debemos responderles.
Los falsos maestros quieren crear incertidumbre en sus oyentes. Para ganar seguidores, afirman poseer conocimientos que su audiencia no tiene.
Quienes tienen una doctrina sólida no serán engañados. Por eso, es vital que nuestra fe se base en verdades bíblicas firmes, como que Jesucristo murió por nuestros pecados, que el Espíritu Santo habita en los creyentes y que los cristianos serán resucitados corporalmente. Estas son verdades inquebrantables en las que podemos confiar. Cuando seamos confrontados, debemos defender nuestra fe con las Sagradas Escrituras que hemos estudiado. En 1 Pedro 3.15 se nos dice: “Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia”. Al leer y aplicar la Palabra de Dios, estaremos mejor preparados para defender nuestra fe frente a las falsedades.
Tener una doctrina sólida es esencial para proteger la fe del creyente. Si ya tiene un plan de estudio, ¡siga adelante! Si no, comience con cinco a diez minutos al día y avance desde allí.
BIBLIA EN UN AÑO: JEREMÍAS 33-36