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Colibrí, Valle de la Muerte, California. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Ponga su mano en el arado

Para cosechar una fe abundante, los creyentes deben mantener sus ojos enfocados en el Señor.

15 de octubre de 2025

Lucas 9.61, 62

Es posible que la mayoría de nosotros no apreciemos del todo la escogencia que hizo Cristo de un arado para ilustrar una vida dedicada a Dios. El arado antiguo, con una forma muy parecida a los que se usaron hasta comienzos del siglo XX, era una sola cuchilla de madera unida a dos asas. Una mula tiraba del instrumento, pero el agricultor también tenía que trabajar mucho para empujar y guiar la reja del arado.

Usar un dispositivo así —sin motor— no es tarea fácil. La simple máquina se sacude mientras rompe la tierra. La única manera de trazar una línea recta es mantenerse concentrado en el trabajo y mantener la vista hacia adelante cada segundo.

Cuando confiamos en Jesucristo como Salvador, “[ponemos nuestra] mano en el arado”. La idea es que sigamos al Señor en obediencia absoluta, manteniendo siempre nuestros ojos enfocados en Él. Así es como nos mantenemos en el camino correcto y, finalmente, se cosecha una fe abundante.

¿Algo está desviando su atención del Padre celestial? Los creyentes que se enfocan en los fracasos del pasado o en las distracciones del presente terminan desorientados y a menudo pierden la paz y el gozo del Señor. Siga a Cristo con fervor, y Él le ayudará a hacer lo necesario para dar mucho fruto espiritual (Jn 15.5).

BIBLIA EN UN AÑO: MARCOS 6-7

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