¿Cuántos amigos verdaderos tiene? Al principio, muchos nombres pueden venir a su mente, pero cuanto más lo piense, ese número probablemente disminuirá. Muchos de nosotros no tenemos una gran cantidad de amigos genuinos, esos que permanecen leales pase lo que pase.
Esta cercanía íntima y confiable es lo que el Señor quiere para nosotros, pero es un tesoro poco común. El relato bíblico de David y Jonatán (1 S 18–20) puede ayudarnos a aprender cómo fomentar tal relación. Su historia demuestra que las amistades genuinas se construyen sobre una base de respeto mutuo, amor y compromiso auténtico. Exploremos hoy el primer componente.
Para que haya una verdadera amistad, ambas personas deben valorar las cualidades piadosas del otro. Esto comienza con una actitud de aprecio hacia todas las personas, reconociendo que cada una fue creada a imagen de Dios. El respeto entre David y Jonatán iba más allá de la cortesía: mostraba una profunda admiración por los atributos que la Biblia elogia.
Piense en sus amigos. ¿Exhiben características piadosas que usted respeta? Y ellos, a su vez, ¿admiran en usted cualidades bíblicas? Este respeto mutuo es un fundamento necesario para una amistad genuina.
BIBLIA EN UN AÑO: MARCOS 10-12