Dar gracias a Dios lo glorifica y lo magnifica, pero ¿sabía usted que también nos beneficia? Dar gracias...
Redirige nuestra atención. La vida nos distrae de todo lo que Dios ha hecho. En lugar de cargar con el peso del mundo, debemos volver nuestra mirada a Él, agradeciendo su provisión, su guía y su fidelidad constante.
Alivia la ansiedad. Todos enfrentamos presiones, expectativas y responsabilidades. Pero cuando llevamos nuestras preocupaciones al Señor con acción de gracias, la carga se traslada a Él, y su paz viene a nosotros (Fil 4.6, 7).
Renueva nuestra relación. La gratitud nos libera del egocentrismo. Al enfocarnos en Dios, nuestra comunión con Él se fortalece y se enriquece.
Refuerza nuestra fe. Cuando agradecemos al Señor por su fidelidad en el pasado, nuestra confianza en su fidelidad en el presente se fortalece.
Regocija nuestro espíritu. Dar gracias nos trae una sensación de alegría y nos ayuda a combatir el desánimo.
Aunque la gratitud es beneficiosa, no siempre es fácil. Cambiar el enfoque y dar gracias al Señor es la forma más rápida de renovar nuestra actitud y fuerzas para superar cualquier desafío.
BIBLIA EN UN AÑO: MARCOS 1-2