Ayer reflexionamos sobre el deseo de Dios de que mantengamos nuestra mirada en Él durante los tiempos difíciles. Al hacerlo, descubriremos que en medio de nuestras “tormentas”, Él está realizando una importante obra espiritual en tres áreas:
1. Las creencias. Cuando las circunstancias escapan de nuestro control, nuestra fe es puesta a prueba y revela cuánto confiamos en Dios. José vio que Dios usó la adversidad para bien (Gn 50.20), mientras que Pedro tuvo miedo y negó a Cristo (Jn 18.25-27). Aun así, la adversidad nos da la oportunidad de crecer y fortalecer nuestra fe.
2. La transformación. Como hijos de Dios, debemos reflejar el carácter de Cristo. El Padre celestial puede usar los tiempos de dificultades para transformarnos a la imagen de su Hijo.
3. El consuelo. Nuestro Padre celestial nos brinda consuelo y nos pide que compartamos con otros el consuelo que hemos recibido (2 Co 1.3, 4).
Las adversidades pueden provenir de nuestros pecados, de otras personas, del enemigo o incluso ser permitidas por Dios. Sea cual sea la fuente, nuestro Padre obra para nuestro bien y para bendecir a otros. ¿Cómo puede usted testificar la bondad del Señor en un mundo que sufre?
BIBLIA EN UN AÑO: JEREMÍAS 9-11