Cuando usted escucha la palabra servidor, ¿piensa en alguien en particular? Quizás recuerde a alguien servicial, como un reparador o una compañera de trabajo atenta a cada detalle.
Los servidores piadosos están a nuestro alrededor, pero, lamentablemente, muchas veces no los apreciamos. Esta es una tragedia que debemos corregir, no solo por el bien de ellos, sino también por el nuestro. El servicio fiel de hombres y mujeres justos traerá bendiciones incalculables a quienes sirven.
Por ejemplo, la historia de José revela un patrón constante: dondequiera que él estuvo, las personas a quienes sirvió prosperaron. Potifar no era un hombre temeroso de Dios, pero reconoció que la prosperidad le llegó por causa de José (Gn 39.2-6). Otro ejemplo es Daniel, cuyo servicio a los reyes de Babilonia incluyó la interpretación de visiones y la provisión de guía clara (Dn 2.4, 5). En ambos casos, los líderes fueron bendecidos y adquirieron una mayor conciencia de Dios.
Relaciónese con personas que tengan el don de servicio. Dedique tiempo a acompañarlas y aprenda de ellas trabajando juntos para la gloria de Dios. Siga su ejemplo, acompañe su camino y pregúnteles: “¿Cómo puedo servir junto a usted?” y “¿De qué manera puedo servirle?”.
BIBLIA EN UN AÑO: ISAÍAS 63-66
