Cada semana, o día, enfrentamos situaciones que requieren paciencia. Veamos por qué debemos cultivar este fruto espiritual:
Nuestro llamado. Hemos sido llamados a vivir una vida digna de Dios, caracterizada por la humildad, la gentileza y la paciencia (Ef 4.1-3).
La enseñanza de la Biblia. La Palabra de Dios nos dice que seamos tolerantes unos con los otros, sobrellevando las cargas de los demás y respondiendo con bondad (Ga 6.1, 2).
El ejemplo del Señor Jesús. Cristo mostró paciencia ante las multitudes, las impulsivas acciones de Pedro y las falsas acusaciones de los líderes (Mt 12.1-4). Debemos cultivar esa misma actitud y actuar con amor.
Las relaciones saludables. Responder con calma crea vínculos pacíficos y confiables con los demás.
La aprobación de Dios. Pablo escribió: “Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación” (Ro 12.12). Dios bendice al que soporta el sufrimiento en silencio (1 P 2.20).
El Espíritu Santo nos está conformando a la imagen de Cristo. Si cooperamos, Él desarrollará nuestra capacidad para perseverar con calma en cualquier situación. Una actitud pacífica es un testimonio poderoso de la obra transformadora de Dios.
BIBLIA EN UN AÑO: JEREMÍAS 12-14