Saltar al contenido principal
Templo de Poseidón, Cabo Sunión, Grecia. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

El amor incondicional de Dios

Dios nos ama no por lo que hacemos, sino por quien Él es.

1 de septiembre de 2025

1 Juan 4.7-10

¿Alguna vez ha sentido que el Señor no podría amarle? La lectura de hoy nos dice claramente que ese no es el caso. Dios expresa su amor con palabras, y también nos ha dado pruebas abundantes.

La creación misma es una expresión de la asombrosa manera en que nuestro Padre cuida de nosotros. Él diseñó la Tierra como un hábitat perfecto y con todo lo necesario para la vida. Pero la máxima expresión de su amor se manifiesta en su provisión para nuestras necesidades eternas. Envió a su Hijo para redimirnos del pecado, perdonarnos y reconciliarnos con Él.

Entonces, ¿por qué a veces dudamos del amor de Dios? Tal vez porque lo miramos desde nuestra perspectiva humana y limitada: como nos cuesta amar sin condiciones, nos cuesta creer que Él pueda hacerlo. O quizá porque nos sentimos indignos de recibirlo. Pero gracias a Dios, su amor no depende de nuestro mérito, sino de su naturaleza perfecta y fiel. Necesitamos entender que el amor no es solo algo que Dios hace; es lo que Él es (1 Jn 4.8).

El amor divino es una demostración del compromiso de Dios con nuestro bien. Es como las olas del mar: aunque alguien diga “no creo en ellas”, seguirán llegando. Así también, nada de lo que hagamos o sintamos impedirá que el amor del Padre nos envuelva.

BIBLIA EN UN AÑO: EZEQUIEL 17-19

Otros devocionles


Ver todas las meditaciones diarias