¿Alguna vez ha deseado que la Biblia dijera más sobre lo que sucede después de la muerte? Sabemos que los creyentes entran en la presencia del Señor, pero ¿qué nos espera en el cielo? Aunque no todo ha sido revelado, una cosa es segura: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Co 5.10).
Ilustración por Xoana Herrera
Contexto
La palabra traducida como “tribunal” —béma— se refiere a una plataforma de honor donde se sentaban los dignatarios. Los corintios la asociaban con los juegos olímpicos, donde los ganadores subían al escenario para recibir su premio de manos de un ciudadano distinguido.
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Reflexione
Estos pasajes muestran qué evaluará Cristo en nosotros, cómo y cuándo lo hará, y lo que desea darnos.
Usando una analogía de los creyentes como edificio de Dios, Pablo señala que cada uno es responsable de cómo edificamos sobre el fundamento de Cristo. No somos salvos por obras, pero Dios ha preparado buenas obras para que las hagamos (Ef 2.8-10).
Él desea que descubramos y cumplamos su voluntad para recompensar nuestra obediencia. ¿Ha identificado los ministerios que Dios tiene para usted? Si no, pídale claridad sobre cómo servirle.
El tribunal de Cristo es como un fuego que prueba la calidad de nuestras obras. Algunas de ellas, aunque parezcan buenas, no tendrán valor eterno. La palabra griega phaulos se refiere a lo que es inútil, como las obras hechas con motivos erróneos, prioridades equivocadas o oportunidades desaprovechadas. Aunque no seremos reconocidos por ellas, no perderemos la recompensa suprema del cielo.
Por otro lado, las obras guiadas por el Espíritu Santo, representadas por oro, plata y piedras preciosas, resistirán el fuego y recibirán recompensa. ¿Cómo podría evaluar si un esfuerzo tiene valor eterno?
Los pasajes siguientes mencionan coronas (o “guirnaldas”) que los creyentes pueden ganar. ¿Qué se debe hacer para recibirlas?
1 Corintios 9.24-27: la corona incorruptible
1 Tesalonicenses 2.18-20: la corona de gozo
2 Timoteo 4.6-8: la corona de justicia
Santiago 1.12 y Apocalipsis 2.10: la corona de vida
1 Pedro 5.1-4: la corona de gloria
Continuación del estudio
Los premios del mundo reconocen a las personas, mientras que los premios espirituales glorifican a Dios.
Algunos cristianos creen que solo los grandes actos de servicio o sacrificio serán reconocidos por Dios. Sin embargo, ¿qué actos sencillos de devoción dijo Cristo que su Padre recompensaría? (Ver Mateo 6.1-6, 16-18). ¿Y qué actitud advirtió Él que anularía esa recompensa?
La parábola de Cristo en Lucas 19.11-27 muestra que el Señor nos hace responsables de lo que nos confía de manera personal. Describa las acciones de los tres siervos y cómo respondió el amo a cada uno de ellos. ¿Cómo cree usted que el concepto de inversión se aplica a su propia vida?
Reflexione
La promesa de recompensas no busca desanimarnos ni hacernos correr tras ellas, sino motivarnos a permanecer en Cristo, como una rama en la vid (Jn 15.1-11). Agradezca a Dios por las relaciones, habilidades y dones que le ha confiado, y pida sabiduría para usarlos de la mejor manera.
La Biblia emplea metáforas arquitectónicas como piedra angular, refugio y fortaleza para transmitir verdades espirituales. Ser llamados “edificio de Dios” (en griego, oikodomē, 1 Co 3.9) debió ser tanto un aliento para los creyentes como una lección sobre Cristo, el único fundamento seguro.
